lunes, 22 de febrero de 2016

Bondades del aceite de oliva -VI-: Su uso en la Roma clásica

En otra entrada hemos visto que los romanos de la época clásica eran grandes consumidores de aceite de oliva, tanto que tenían que recurrir a las Provincias Romanas para aprovisionarse.
Pero ¿Para qué usaban el aceite de oliva?
La cocina romana era muy diferente a la de hoy en día.
Por ejemplo, el garum, era una salsa -de vísceras de pescado fermentadas-,  que mezclada con vino, vinagre, sangre, pimienta, aceite o agua, se mojaba en las comidas de las clases altas de la sociedad.
Era famoso el garum de Baelo Claudia -Cádiz-
El aceite de oliva y las aceitunas eran consumidos en las mesas romanas.
El ientaculum, el desayuno, consistía en tomar unas tortas con algo de sal. Se mojaban, a veces, en vino, y se tomaba con aceitunas, queso, galletas o uvas.
En las clases altas había también huevos, queso y miel.
El prandium, era el almuerzo, más rico, y con sobras de la noche anterior.
Y, por último, la cena. La comida consistía en una especie de gachas, puls: hechas con una gramínea, farro, agua, sal y grasa. 
Si se quería más refinado, se sustituía la grasa por aceite de oliva. Y se acompañaba de verduras, cuando era posible.
Las clases más pudientes también añadían huevos, queso y miel. Y ocasionalmente, con carne o pescado.
Apicio, en De re coquinaria, nos transmite la gastronomía de aquella época. En él habla del aceite de oliva, distinguiendo el italiano, del español, del 'bueno', y el 'verde'...
Se comían también aceitunas en salmuera, o en conserva aromatizada, samsa.
También la pasta de descarte de las aceitunas rotas, se utilizaba para calentar las estancias, con braseros.
-Brasero romano, en el Museo de Teruel-

El aceite de oliva fue utilizado en la cosmética de la Roma Clásica, para la fabricación de ungüentos perfumados, que se conservaban en tarros de vidrio pintado.
Los romanos se tonificaban con aceite de oliva, para hidratar la piel y prevenir irritaciones.
Y por último, los romanos se iluminaban con candiles, alimentados por aceite de oliva.
Los artesanos solían grabar la marca de su taller en la base del candil. Algunos llegaron a alcanzar no sólo los rincones del Imperio, sino más allá de los limes y fronteras, es decir, a tierra de bárbaros, como llamaban los Romanos a todos aquellos pueblos que vivían más allá de los territorios controlados por ellos.



-Olmo-

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