La humilde, silvestre y enmarañada Zarza es de la familia de las Rosáceas.
Es un arbusto sarmentoso y espinoso. Con tallos arqueados en la punta y con aguijones fuertes y ganchosos. Todos los años da vástagos nuevos de uno a dos palmos de largo.
Hasta sus hojas, divididas en cinco hojuelas elípticas, aserradas, lampiñas y verdes oscuras por el haz; con pilosidad y verdes grisáceas por el envés. Hasta las nerviaciones son espinosas.
Es una planta que florece a finales de mayo con unos ramilletes de flores blancas o rosáceas que, hacia en el verano se convertirán en racimos alargados o piramidales de frutos globosos primero verdes, luego rojos y más tarde, cuando estén maduros, hacia el final del verano, son púrpura negruzco. Es la zarzamora. En Teruel les llamamos moras. Son bayas formadas por la unión de numerosos frutos pequeños y jugosos que contienen, cada uno, una semilla.
Es una fruta aromática y algo ácida. Para disfrutar de ella ya no hace falta ir al campo a recogerlas.
Actualmente, se encuentran, durante todo el año, en las estanterías de los lineales en los supermercados.
Ya Teofrasto, filoso y botánico griego del siglo IV a.C y Dioscórides, médico y farmacólogo romano -Siglo I- ya alabaron las virtudes de las moras. En la Edad Media, Santa Hildegarda recomendaba las zarzamoras contra la tos, dolor de garganta, fiebres, dolor de muelas y jaquecas.
Las propiedades son variadas. Se le considera antidiabética, astringente, depurativa, tónica, diurética, detersiva -limpia las llagas y úlceras-, antidiarreica, expectorante, antiescorbútica, vitamínica y resolutiva -calma y disipa los edemas e inflamaciones-.
Estas características se las proporcionan sus componentes activos: tanino, glúcido, ácidos salicílicos, oxálico, cítrico y málico, vitamina C, azúcares, algo de aceite esencial, flavona, sustancias minerales...
En la cocina, además del tradicional empleo de las moras consumidas al natural, pueden utilizarse también para la preparación de mermeladas, gelatinas, jarabes y tartas.
Hay quien come las moras en forma de deliciosa ensalada, condimentada y aderezada con aceite y sal.
Y con las moras maduras se puede obtener una especie de crema homogénea que sirve para preparar una máscara de belleza emoliente, que suaviza, y purificadora.
Seamos como las zarzas y cada adviento echemos vástagos nuevos de silencio y reflexión, crezcamos en detenernos a meditar la llegada de Dios niño, de Dios humilde, de Dios humano.
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