La historia
empieza de la siguiente manera: se trata de un barco carguero.
Como el tiempo
que pasaban embarcados era mucho, parte de la tripulación empleaba sus ratos de
ocio en charlar unos con otros.
Como no pudo
suportar dichas olas, el barco se hundió y uno de los tripulantes llego a
salvarse.
Llamó con voz
potente a sus compañeros y nadie le respondió.
Y esta persona
era el médico del carguero. Nadó varios metros, y pudo sujetarse a un
trozo de madera. De ahí, cuando vio un flotador y se largó a por el nadando;
consiguió cogerlo y se subió en él.
Llevando ya dos
días sin beber agua y sufriendo las quemaduras el inclemente sol.
Como en el
horizonte no veía ningún barco, optó por cambiar de rumbo, por si
veía alguna isla… Por fin, cuando ya no le importaba morir, divisó una isla,
así que se dirigió hasta ella.
Nada más, al
llegar, se tumbó sobre la
arena de cansado que estaba, sin saber ni dónde estaba, ni sabía cuánto tiempo
había transcurrido.
Una vez repuesto,
se fue a explorar la isla buscando agua, y encontró un pequeño manantial,
y se hartó de beber.
Una vez
saciado de agua, exploró el contorno y vio huellas de animales, que
también bebían en ese manantial…
¡Y hasta aquí
puedes leer! Si quieres saber como sigue, tendrás que esperar a que salga la
siguiente entrada, con la segunda parte.😎
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