Y aquí está la
segunda parte prometida: Tenemos a nuestro médico naúfrago, en una isla perdida
en algún lugar de este mundo, explorándola al estilo de Robison Crusoe…
Un día divisó un velero y se puso a hacer señales, lo vieron y se acercaron a la
playa, lo recogieron, le dieron ropa para vestirse, y en el primer puerto lo
dejaron, donde él tenía amigos y conocidos.
Un poco más abajo
se había formado una charcha, donde pudo bañarse y quitarse toda la sal
adherida a su cuerpo.
Esperó a que se
hiciese de noche, para ver qué animales venían a beber agua y cuál sería su
sorpresa, el ver que no se apartaban al verlo. Se ve que no conocían al ser
humano. Cogió un cerdito para matarlo y poder saciar su hambre.
A todo esto, en
los periódicos ya habían dado la noticia del hundimiento del
carguero, y que era sin supervivientes .
Empezó a
investigar la isla, por si encontraba algún sitio donde guarnecerse y desde el que
se divisara el mar.
Bajó a la playa
por si encontraba algo que le pudiera servir.
Encontró una botella vacía y una barrica de ron.
Encontró una botella vacía y una barrica de ron.
Aprovechó para
hacer una gran cantidad de leña, por si pasaba algún barco para
hacerle señales. También
aprovechó el cristal para hacer señales luminosas, ya que tenía algún
conocimiento de morse.
Un día divisó un velero y se puso a hacer señales, lo vieron y se acercaron a la
En el primer
barco que pudo, se embarcó para su ciudad, y ¡menudo recibimiento recibió de su
esposa e hijos!
Como todos los
cuentos este también tiene moraleja:
“El aprender y saber no ocupan lugar”
“El aprender y saber no ocupan lugar”
Los conocimientos
que había adquirido como entretenimiento, le sirvieron para salvarse.
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