Una ortiga es sinónimo de irritación dérmica, de picores... Si se encuentra una mata de ortigas en un ribazo lo habitual es alejarse de ella para no entrar en contacto con sus hojas
Y sin embargo, aunque sea difícil de creer es justamente lo contrario.
La característica más conocida de esta plante es la presencia de pelos urticantes, cuyo líquido es ácido fórmico que produce irritación, con un pico intenso en la piel cuando se toca o se roza.
Hay diferentes variedades pero la más común es la Ortiga Mayor.
Dioscórides, médico, farmacólogo y botánico grecoromano de la segunda mitad del siglo I, ya conoció y trató la ortiga mayor, reconociéndole varias virtudes.
La ortiga crece en suelos húmedos y ricos en nitrógeno, es decir, aparece en suelos fértiles.
Se desarrolla muy fácilmente en la naturaleza, en lugares no cultivados o abandonados.
El habitat predilecto de las ortigas son las cercanías de las viviendas, vallas, bordes de terraplenes, vertederos o terrenos baldíos...
Es una planta que crece de forma indiscriminada en jardines, y puede resultar una verdadera molestia. Se ha considerado enemiga ancestral del hombre al que persigue allá donde se instale.
Pero la ortiga es usada en la medicina herbal.
Una de sus característica es que es rica en diferentes compuestos: clorofila, carotenos, histamina o ácidos orgánicos... De manera que esta planta posee múltiples propiedades antioxidantes.
Las hojas son ricas en sales minerales: hierro, magnesio, calcio y silicio, que las hacen diuréticas y depurativas.
Contienen gran cantidad de vitaminas: B₁,D₁₂,B₅, A, C y K.
Posee tantas sustancias que no solo puede usarse por sus propiedades antiulcerosas, cardiotónicas, nefroprotectoras, astringentes, antivirales, inmunoreguladoras, antidiabéticas... sino que también es un producto natural y ecológico por su poder antifúngico que actúa protegiendo cultivos y plantas frente a insectos y enfermedades provocadas por hongos.
Las personas la emplean en la cocina porque sus partes tiernas constituyen una deliciosa y nutritiva verdura. Desde tiempos antiguos se han consumido preparadas de la misma forma que las espinacas, o en sopa, o fritas, en menestra, pizzas, tortilla...
Hay quien la toma en infusión para aliviar la artritis o el reumatismo; en cocimiento como desintoxicante; o en decocción, por su efecto depurativo.
Y también se utiliza en cosmética, para el cabello graso o con caspa, ya que tiene una acción reequilibrante y purificante. Su efecto absorbente actúa sobre el cuero cabelludo sin dañarlo.
¿Podemos identificarnos con las ortigas haciendo el esfuerzo de desarrollarnos en lugares inhóspitos y situaciones desapacibles?
-Carrasca + Margalló-
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