Si buscas en el diccionario la palabra enebro, te aparecerá esta descripción: "Arbusto o arbolillo de madera fuerte, rojiza y olorosa, originario del hemisferio Norte".
¿Pero sabías que el sabor áspero de sus frutos ha proporcionado su nombre latino?
Su denominación científica es Juniperus, está inspirada en la palabra celta iuniprus, que significa 'acre'.
En Aragón se conoce por ginebro real. ¡Ya has adivinado por qué!😃
El enebro tiene un olor resinoso. Es pco exigente en cuanto a la naturaleza del suelo. Le gustan las montañas pedregosas y los terrenos soleados. Se encuentra hasta los 2.500 m de altitud.
Suele convivir con el pino silvestre, el pino negral, con hayas y robles.
Florece en primavera, con flores poco aparentes, de color amarillento, que pasan desapercibidas, pero tienen una peculiaridad; brotan separadas. En un ejemplar aparecen las flores femeninas y, en otro arbusto distinto, nacen las masculinas.
Después, en su lugar aparecerán los gálbulos azules-negros, llamados así ya que realmente no son frutos, pues una vez maduros no se abren, aunque guardan en su interior tres semillas triangulares.
Revestidos de una pielecita cérea que les da un aspecto glauco, verdoso... tienen un sabor amargo y aromático.
Estas bayas tienen un poder diurético: En un litro de agua hirviendo, poner 15-20 gr de bayas, filtrar y tomar. Ojo que si te tomas unas tres tazas al día, la orina puede tener un olor a violeta.😄
Además de sus propiedades diuréticas se emplea también por su poder aperitivo y por su valor alimenticio. Aquí están sus componentes activos: aceite esencial, azúcar invertido, proteínas celulosa, grasa, cera, resina...
Si te apetece innovar, puedes elaborar tu propia miel de enebro. Se obtiene cociendo los gálbulos
en miel común.
Y si lo que se desea es obtener un baño tonificante, refrescante y balsámico no tienes más que echar en el agua la decocción preparada hirviendo en un litro de agua, 100 gr de bayas, durante 15 minutos.
Puedes aromatizar tu entorno quemando su aromática madera y sus hojas.
Yo me quedo con esta reflexión: Este Adviento podemos vivir, como el enebro, en las altitudes elevadas para contemplar los asuntos con perspectiva y altura de miras.
-Carrasca + Margalló-
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