En la noche del día 1 de febrero, se celebra, desde tiempos remotos, en nuestro pueblo, la fiesta de la Candelaria.
Tiempos atrás, el pueblo estaba superpoblado, con casas de seis, ocho o diez personas, a veces más, como el caso de mi familia que eramos diez. Así, las cosas y todo se celebraba con bastante concurrencia. En cada calle, había candelas en las que cada familia sacaba trastos y enseres diversos para quemarlos.
Las gentes nos divertíamos mucho en estas lumbres.
Se disparaban cohetes, así como disparos de escopeta, dando vivas a la Virgen de la Candelaria. También se consumía vino del terreno y cada familia sacaba viandas como aperitivo, principalmente productos de la matanza.
Era un preludio del carnaval. Se ensayaban las cantos que se interpretarían en el mismo. Eran coplillas de acontecimientos recientes, ocurridos como consecuencia de noviazgos o fracaso de los mismos y otras anécdotas acaecidas durante el último año.
Siempre se cantaban jugando a la rueda. Aquí copio alguna que he recopilado de entre los que recuerdan aquellos tiempos:
Ay, Manuel, tu chaleco
me roba el alma.
Aunque es coloradito,
verde es la rama
verde es la rama, niña,
verde es la rama.
Ay, Manuel, tu chaleco
me roba el alma.
Actualmente, ya no es ni sombra de lo que fue.
me roba el alma.
Aunque es coloradito,
verde es la rama
verde es la rama, niña,
verde es la rama.
Ay, Manuel, tu chaleco
me roba el alma.
Actualmente, ya no es ni sombra de lo que fue.
Solamente se enciende una lumbre, organizada por la Asociación de las Amas de Casa, y con colaboración del Ayuntamiento.
En la imagen podéis contemplar la de ayer:
-Olmo-
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