De joven entró en los Canónigos Regulares de San Agustín, pero en 1220 dejó su monasterio e ingresó en la Orden Franciscana, los Hermanos Menores, seguidores de San Francisco de Asís.
Fue un estudioso de la teología y gran predicador.
Juan Pablo II, en la celebración del VIII Centenario del Nacimiento de San antonio, dijo de él:
"La predicación era su modo de encender la fe en las almas, consolarlas e iluminarlas.
Construyó su vida en Cristo. Las virtudes evangélicas, y en especial, la pobreza de espíritu, la mansedumbre, la humildad, la castidad, la misericordia y la valentía de la paz, eran los temas constantes de su predicación."
Todo un ejemplo para intentar imitarle.
-Margalló-
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