viernes, 25 de noviembre de 2016

El feijoa o guayabo:

Como colofón  a las frutas de otoño y, después de los caquis, os presento a mi fruta más exótica: Feijoa. Pronunciada: /feiyoa/. Aunque en otros países son conocidos como guabayas.
Es rara en mi entorno, la Sierra Sur de Jaén, digo que es singular y extraña, por su lugar de origen, Brasil y Argentina.
Aunque creo que por Galicia se está introduciendo el cultivo.
Desde que me enteré de su existencia, me interesé  por el cultivo de este manjar.
Así en principio planté dos arbustitos, después  tres más, y el pasado año, otros dos.  De modo que, después de las bajas, quedan cinco  preciosas plantas, dos de ellas, las primeras, ya están dando sus exquisitos frutos:
     
Su hoja perenne y pequeña, de color verde grisácea, destaca, en invierno, en la huerta, de entre los demás arboles desnudos de su follaje natural.

¿Y qué decir de los frutos?
     
Arracimados, menudos y ovalados, su color verde, no refleja su  indescriptible, incalificable sabor, quizás un poco agridulce, anisado, pero muy jugoso, suave, perfumado... muy agradable paladar.
Nada más que metes el cuchillo, ya se derrama el zumo. Desde que empiezas a pelar esa piel tan dura, coriácea, ya se nota su excitante aroma. Dan ganas de pegarle un mordisco, pero como aún tengo muy pocos lo saboreo a trocitos.
En cuanto a sus propiedades son numerosas: rico en potasio, yodo, vitamina C, sales minerales... Es antimicrobiano. ¡Y antioxidante!
Son innumerables los beneficios que pueden aportar al organismo como reducir el colesterol, la glucosa,  controlar la hipertensión.
De momento, yo no loos he visto a la venta en las fruterías, pero ¡Como me gustaría que pudieses probarlos!😜
-Olmo-

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