La Virgen, Nuestra señora de la Esperanza, lo haría también.
Lo que no sabía es que la cunita que acogería a su hijo iba a ser un simple pesebre. Un sencillo cajón donde comer los animales.
Si las cosas pudiesen hablar ¿q diría el pesebre?
Puede que dijese: "Por una vez he sido librado de mi humilde tarea de facilitar y proporcionar alimento a las bestias, para pasar a acoger al Niño Dios; he sido elevado a receptáculo divino."
A veces, las personas no sabemos en qué momento nuestra vida va a dar un giro de noventa grados, proporcionándonos la oportunidad de mostrar nuestra valía y nuestros talentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario