lunes, 8 de noviembre de 2021

El arte de un oficio: El Luthier.

Luthier es un término de origen francés, vocablo derivado de luth = 'laúd'. A su vez esta voz proviene de 'laût', que procede del árabe al-oûd, ya que fue este pueblo el introductor en Europa de este antiguo instrumento musical de cuerda, muy de moda entre los siglos XVI  al XVIII. [Información extraída de Le Petit Robert1986 -Diccionnaire alphabétique et analogique de la Langue Française-] 
¿Qué dice el diccionario de esta palabra? "Fabricante o vendedor de instrumentos músicos de cuerda". [Enciclopedia Universal Sopena -1966-]
¿Y qué dicen en la red?
"Persona que se dedica profesionalmente a fabricar y reparar instrumentos musicales de cuerda.
"En el siglo XVI, los fabricantes de laúdes se llamaron luthiers, aunque luego este nombre se utilizó para designar a los fabricantes de cualquier instrumento de cuerda"."
Un artesano. Un fabricante de arte. Sin máquinas. Un artista. Una persona que practica un oficio en el que debe emplear una técnica difícil.
¿Y qué es para mi? Pues ¡Un virtuoso!
En este año he tenido la necesidad de requerir su buen hacer.
Todo empezó con la herencia de una guitarra Tatay. 
Tenía los puentes muy elevados, y necesitaba bajarlos. Por indicación de la profe de guitarra, me dirigí a Musical Factory. Allí, el luthier que realiza estos trabajos es José-Vicente.
Quedé tan contenta con el trabajo, que más adelante en el mes de abril decidí realizarle nuevos trabajos en la guitarra, entre ellos: hidratarla, ecualizar la tapa armónica, ajustar las acciones y cambiarle las cuerdas. 
Cuando fui a recogerla, me encontré con una guitarra impecable, con un sonido admirable, como si fuese una de las nuevas recién salida de sus creadoras manos.
Por razones que no viene al caso, recuperé mi guitarra de siempre, de hace cuarenta años, pero no en un estado inicial,  estado en  el que la presté en su día. Sólo era reconocible por su roseta de nácar y su barniz brillante. La pobre estaba muy perjudicada, aunque aún tenía un buen sonido para todos los desperfectos que sufría. 
¿Merecería la pena arreglarla?
La respuesta la dejé en manos de José-Vicente. Como buen artesano reconoció que era 'una 2ª generación de Sanchís', una saga de fabricantes valencianos de guitarras desde 1915; con una madera que habría tenido un tueste de 80-90 años.
Es decir, que era una guitarra que merecía la pena arreglarla. Así que dejé a su buen hacer la reparación de mi apreciado instrumento.

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