lunes, 24 de julio de 2017

El durazno, un fruto en desaparición...

Desde que que tengo conocimiento, existe esta fruta. Es un cultivo ancestral, que poco a poco está desapareciendo.
El durazno es una variedad de melocotón, pariente de la pavía, y de la nectarina.
En mi zona se conoce con este nombre a una fruta, que empieza a madurar en este mes, de hueso parecido al melocotón, o, mejor dicho, este se parece al durazno, como si sufriendo tranformaciones, entre cruces e injertos, hubiese derivado en este de este producto. 
                         
Este fruto es autóctono de esta zona de la Sierra Sur, teniendo sus mayores cosechas en  los años sesenta, setenta del pasado siglo XX. En el cual era comercializado por los agricultores que lo producían y los llevaban, a veces, a lomos de caballerías, entre los pueblos de la campiña de Córdoba y Jaén, ya que, estos, al carecer  de "huertas" eran los principales consumidores.
En mi huerta aún conservo algún ejemplar de este árbol frutal, y ya empiezo a degustar estos duraznos.
Se caracterizan por su piel revestida de una pelusa, por el blanco de su piel, por la jugosidad de su carne y por el hueso colorado...Lo puedes ver en la imagen que hay al inicio de la entrada.
¿Y qué te puedo decir de su sabor?  De un exquisito agridulce,  muy  jugoso. Cuando está bien maduro se deshace al paladar.
Siendo estupendo al natural como postre, aunque  también se puede hacer en conserva, o en compota.
Otras  caracteríscas que yo le encuentro, a parte de las alimenticias, es que se pueden pelar, desprenderlos de su hueso y hacerlo en tiras, siguiendo su contorno, que expuestas al sol, en una semana pierde el jugo y se mantienen secos durante largo tiempo.
Cuando los duraznos están secos, a este producto les cambia el nombre.  Se le conoce como orejones, los cuales  forman parte de la despensa del invierno. Una fuente de vitaminas y de fibra.
Aquí puedes contemplar el resultado en imágenes que he encontrado por la red:
-Olmo-

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