Nació en Ávila, en el 1515, como Teresa de Cepeda y Ahumada.
Murió el 14 de octubre de 1582, después de una agitada vida:
Reformadora de la Orden Carmelitana;
Viajera impenitente a pesar de tener una salud delicada fundando por toda España nuevos conventos del Carmelo;
Maestra de místicos;
Directora de conciencias;
Escritora de libros y cartas aunque no tenía estudios...
En fin, una mujer práctica que no descuidaba los aspectos monetarios.
He aquí una cita de lo que ella misma decía:
"Teresa, sin la gracia de Dios, es una pobre mujer; con la gracia de Dios, una fuerza; con la gracia de dios y mucho dinero, una potencia"
La santa que celebramos hoy es una figura cercana, muy humana, con buen humor pero apasionada por Cristo.
De ella tenemos que aprender a tener una profunda vida interior y a tener en nuestra existencia una profunda presencia de Dios:
"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa.
Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta"
-Margalló-
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