La manzanilla se llama también camomila. Pero no existe una única clase, se pueden encontrar muchas variedades de manzanilla. La que conocemos más es la común: la manzanilla común: Matiocaria chamomila.
Esta planta vivaz tiene un tallo lampiño, sin hojitas, erguido y muy ramificado.
En esas ramas aparecen las cabezuelas que llevan un botón amarillo rodeado de pétalos blancos, y que son las que poseen las virtudes de esta hierba aromática: es estimulante, tónica, febrífuga, antiespasmódica, emenagoga, vermífuga, digestiva, antialérgica, carminativa.
Si se toma una dorada infusión de manzanilla, se le puede decir adiós a las inapetencias, a los espasmos nerviosos, digestiones difíciles, gases e incluso dolores reumáticos.
De fácil recolección, ha de hacerse en un día soleado y cuando el sol esté en su cénit...
Luego las cabezuelas se deben secar poniéndolas en capas delgadas y lugares sombreados o, mejor, cerrados.
Pero también puede cultivarse, porque le gusta cualquier tipo de suelo siempre que sea ligero y seco. No le gusta la humedad. Se multiplica por semilla.
¿Sabes la proporción para prepararla? He aquí una forma: 6 cabezuelas por taza de agua.
Ah, y si quieres mantener el cabello rubio o castaño con reflejos dorados, te bastará con añadir una tacita de infusión bien cargada de manzanilla al champú normal.
Mantén la espuma en el cabello durante cinco minutos, antes de proceder al aclarado.
¿Tienes quemaduras solares leves? ¿Inflamaciones? o ¿irritación de piel? Puedes combatirlo con una decocción de manzanilla: unos 15 gr de flores de manzanilla en 500 gr de agua.
En este Adviento vamos a intentar alejarnos de las humedades de la desesperanza, del desaliento, del abatimiento, del desánimo.
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