miércoles, 11 de septiembre de 2019

Un viaje en septiembre: París, un museo...

Para no quedarnos únicamente con la imagen del París nocturno e iluminado, la día siguiente, Felipe, el guía acompañante, y Erica, la guía local nos hicieron una visita panorámica de la ciudad. 
Un recorrido por todo el centro parisino. Y la primera parada para hacer fotos en Inválidos y la Esplanada del Recuerdo Francés. La segunda, con la torre Eiffel de fondo.
Y un estupendo crucero por el Sena. Viendo desde el río la Île de la Cité [Isla de la Ciudad], la de St Louis y la aux Cignes [los Cisnes]. Pasando por unos quince puentes de los treinta que cruzan el río. El más llamativo es el de Alejandro III.
Ante nuestros ojos han desfilado el Quai d'Orsay -escenario de famosas novelas negras-, la Asamblea Nacional, el Museo d' Orsay desde 1977-antigua Estación cuyo edificio es de 1900-, el Palacio del Louvre, la Conciergerie -con sus torres medievales-...
 
¡Qué pena Notre-Dame llena de andamiajes! Y sin acceso a sus alrededores por problemas de contaminación, como consecuencia del terrible incendio del 15 de abril de este año.
Después de atracar, en el Port de la Bourdonnais, cerca del Pont d'Ièna, ¡a comer! La comida fue todos los días en el mismo sitio: Self Service Tuileries, en el 206 de la Rue Rivoli. La famosa calle que va desde la place de la Concorde hasta la rue de Sévigné, en el Marais. La parte más antigua y más lujosa es la que bordea los jardines de las Tuileries.
Y por la tarde, ya que el Museo más famoso de Francia está muy cerca, ¡pues al Louvre!
El Louvre fue palacio real, desde que, a principios del siglo XVI, Francisco I,  lo empezó a construir; Catalina de Medicis construyó el nuevo palacio de las Tuileries, al este del Louvre y destruido en el siglo XIX; hasta que Luis XIV, en el siglo XVII, se trasladó a vivir a Versalles.
François Mitterrand, en 1981, decidió convertir todo el palacio del Louvre en museo, creando una nueva entrada principal desde 1988: La Pyramide.
Con la ayuda del plano fuimos seleccionando lo que queríamos ver: Sus restos arqueológicos de cuando era una fortaleza aledaña a la muralla, de donde le viene el nombre, en derivado de la palabra franca, 'fortificado'; decoraciones de su época de castillo medieval, en la torre del homenaje, o donjon, en el ala Sully; antigüedades griegas, escultura romana, y del Próximo Oriente;
 
la Gioconda de Leonardo da Vinci, que está temporalmente en la galería de los Medicis, hasta que reformen su espacio propio; los grandes lienzos de la pintura francesa; y ¡como no! La Victoria alada de Samotracia, que sigue presidiendo la escalinata en la planta 1, en el ala Denon...
No pudimos ver nada de Egipto, porque estaban cerradas esas salas por reformas. Pero no nos perdimos ni las salas de objetos decorativos, ni la de cerámica -donde figuran objetos de la cerámica española-, en el ala Richelieu.
Allí aguantamos hasta la hora de cierre. Recorrimos hasta las boutiques de chocolates, donde nos invitaron a probar algunas de sus exquisiteces.
Como aún faltaba tiempo para la hora de la cena, decidimos callejear por París y subir hasta Opéra y Galeries Lafayette para contemplar su Coupole, el boulevard Haussman.
Después de tomar unas cañas en el Café Ragueneau, el el 202, rue Saint Honoré, en el 1, nos preparamos para ir a cenar.
La cena era en Les Barjots {=Los camareros}. Un local en el 247 Rue du Faubourg St Antoine, entre la plaza de la Bastilla y la Plaza de la Nación. Y hasta allí que nos fuimos usando el transporte más rápido: el metro.
El día ¡¡completísimo!!
-Jedrea + Margalló-

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