lunes, 28 de agosto de 2017

Cuentos para mi nieta, el nº 2

Esto era una vez una niña que cuando se terminaron las clases, por vacaciones, les dice a sus papás que va a colgar los libros, que ya no estudia más.
Sus papás se quedaron extrañados por la decisión tomada.
Le comentaron: Bien, y qué piensas hacer pues, ¿trabajar?
Y dio la casualidad que en la misma finca donde vivían había una señora mayor, que necesitaba una chica de compañía  todo el día.
Le consultaron a la señora si le parecía bien que su hija estuviese con ella y dijo que bien.
Empezó con su tarea: había que llevarla al servicio, asearle...
Cuando le calentó el desayuno le decía que estaba frío y soso.
Y cuando por las tardes salían a pasear y se sentaban en un banco, ella tenía que permanecer con la señora, viendo pasar a sus compañeras del colegio.
Estuvo una semana, al cabo de la cual le dijo a su papá que no le gustaba ese oficio.
Su padre quedó en buscarle otro trabajo.
Como tenía un amigo propietario de un bar, le pidió trabajo para su hija, aunque no sabía hacer nada.
Su amigo le dijo que se presentase en su local a las  7 de la mañana para colocar las mesas y barrer el suelo... que luego ya le irían enseñando.
Comían en el mismo bar, y cerraban a las doce de la noche. ¡Eso, todos días!
A los pocos días, con lágrimas en los ojos, le pidió a su padre que pensaba estudiar, que le perdonara aquel arrebato.
Moraleja: De todos oficios debe haber, pero con una carrera siempre se colocan en mejores trabajos.
-Pensamiento-

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