lunes, 10 de noviembre de 2014

Escribiendo sobre el mar II:

A lo largo del tiempo todo ha sido progreso. En todos los pueblos costeros del planeta, en toda zona lacustre o fluvial, el hombre creó sus particulares embarcaciones.
Mediante la observación, constató que un trozo de madera flotaba, pero no se movía; pero una hoja de árbol de bordes levantados se movía rápida al empujar el aire sus bordes. ¡Era el principio de la navegación a vela!




Hasta la revolución industrial, con el invento de motores, máquinas de vapor… las naves se movían a vela o por acción humana, el remo.



En mi visita al museo vikingo de Oslo, me llamó la atención los veloces y ligeros barcos vikingos, con los que llegaron a Terranova y al continente americano antes que Colón.



El descubrimiento de América, en 1492, se llevó a cabo usando toscos y pesados galeones con velámenes. Si Colón no hubiese aprovechado la fuerza de los vientos alisios, que soplan desde el trópico, lo hubiese tenido difícil, pues a veces reinaba la calma chicha que no les permitía moverse.
En los siglos XVIII, XIX y principios del XX, desde Europa iban a América en destartalados buques a vapor, que usaban el mismo principio físico que las antiguas locomotoras de tren.
En uno de ellos llegó Frank Sinatra y su familia, desde Italia, en busca de fortuna a New York, llenos de tizne de carbón y con sus maletas de madera.
Y ya, después, se aplicó el motor, con su fuerza tractora a la hélice.
En nuestros días, el desarrollo y tecnología de la náutica está avanzadísima y, como en todo, auxiliada por la informática.
Potentísimos motores permiten y hacen posible que enormes buques transporten mercancías, petróleo, alimentos, enseres…a lo largo y ancho del planeta.
Planifican sus rutas con cartas de navegación y en el puente, más que rudos instrumentos hay electrónica e informática. El ordenador hace correcciones de derivas y rumbo, como en los aviones.

¿Y qué decir de los buques de guerra, de los rompehielos, o de los buques-factoría pesqueros?


Hace poco hice una travesía en ferry desde Denia  hasta Ibiza, furgón incluido. Son 64 millas nauticas, unos 96 km de distancia entre la Península y las Pitiusas. 
Y en todo momento tenías la sensación de estar en un hotel de lujo, no como Frank Sinatra…
La navegación ha experimentado cambios excepcionales desde los primeros esbozos, cuando el hombre empezó a moverse por el mar.

-Sauce Salix-

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