RESUCITÓ DE VERAS
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor.
Para
todos los seguidores de Jesús, es hora de levantar la mirada hacia nuestro
Salvador. En la carta a los Colosenses, Pablo presenta la resurrección de
Cristo como una exhortación a todos los creyentes: “Ya que habéis resucitado
con Cristo, buscad los bienes de allá arriba donde está Cristo sentado a la
derecha de Dios” (Col 3,1).
La resurrección de Jesús no es solo un acontecimiento del pasado. Con él resucita hoy nuestra vida soñolienta y mortecina. Todos los bautizados podemos hacer nuestras la palabras que la secuencia de esta solemnidad pone en boca de María Magdalena: “¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza”.
EL SEPULCRO VACÍO
Había presenciado su muerte y había observado el lugar donde lo habían sepultado.
Ahora María descubre que el sepulcro del Señor está vacío. Y se apresura a anunciar esa noticia a los apóstoles.
Sorprendidos por el anuncio de María, acuden también al sepulcro Pedro y aquel “al que tanto quería Jesús”. El sepulcro vacío es motivo de fe para ambos: para quien ha traicionado a su Maestro en la hora de la turbación y para quien lo ha acompañado fielmente hasta la cruz.
También
hoy la figura de Magdalena nos interpela profundamente. Quien cree en Jesús está
dispuesto a acompañarlo hasta su cruz. Quien cree en Jesús jamás podrá
olvidarlo. Quien cree en Jesús lo encontrará aunque tema haberlo perdido. Quien
cree en Jesús anunciará con valentía que está vivo y nos precede por el camino
UN
MENSAJE PARA HOY
• “Se han llevado del sepulcro al Señor”. María se inquieta porque el cadáver de Jesús ya no está en el sepulcro. Hoy muchos cristianos vivíamos confiados en tener aseguradas todas las creencias. Algunos se han encontrado de pronto sumidos en la orfandad y en el silencio. Pero a otros no les preocupa que Jesús y su mensaje hayan sido depositados en un sepulcro. A unos los paraliza el dolor. Pero otros parecen haberlo olvidado.
• “No sabemos dónde lo han puesto”. Es interesante esa referencia personal. María Magdalena parece quejarse de que alguien haya cambiado de lugar el cadáver de Jesús, sin contar con ella. Pues bien, nosotros creemos que Jesucristo está vivo y camina entre nosotros. La fe nos dice dónde está. El Señor resucitado solo espera el testimonio de los que decimos creer en él. No podemos callarnos esa noticia.
- Señor Jesús, sabemos que el sepulcro no había de ser tu morada definitiva. Nuestra fe nos dice que has vencido a la muerte. Creemos que estás vivo. Tu resurrección es la razón última de nuestra fe, el aliento de nuestra esperanza y la exigencia para anunciar y vivir tu amor a todos nuestros hermanos. Amén. Aleluya.
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