Domingo, 14 de febrero, último domingo del tiempo Ordinario. Se termina un ciclo.
"En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima,
extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó
limpio.
Él lo despidió,
encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a
presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue,
empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no
podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y
aun así acudían a él de todas partes."
Tomemos la idea de fe y esperanza que quiere transmitirnos este evangelio, y apliquémoslo a nuestros días, en los que estamos muy necesitados de estas dos virtudes.
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