Una amiga nos había hablado de esta procesión. Así que anoche nos acercamos hasta la plaza del Seminario.
Ya se había realizado el acto de las tres peticiones y la urna estaba llena de papeles en los que estas estaban escritas.
La voz del sacerdote pidió el silencio a partir de ese momento. Todos los asistentes, al unísono, dijeron: ¡lo juro!. Y el silencio se extendió como un velo por toda la plaza.
Primero los cofrades alzaron el incensario, luego los penitentes con las cruces y después los portadores de las antorchas, y finalmente los costaleros llevaban al Cristo, Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y ya íbamos todos los demás fieles.
La procesión se fue deslizando por distintas calles del antiguo Teruel.
Durante el recorrido algunas personas se iban incorporando y otras abandonando, pero siempre hubo una asistencia masiva. Gentes de diferentes edades: adolescentes, jóvenes, maduros, mayores... Todos guardando un silencio profundo, hondo, infinito...
Mientras la procesión iba dibujando su trazado por las mudas y sinuosas calles: Andaquilla, Francisco Piquer, plaza la Marquesa, Santa Emerenciana, plaza de la Catedral, Amantes y la llegada al punto de partida, la plaza del Seminario.
Allí, se prolongó el silencio, roto por los ecos de un Padrenuestro con ritmo y acordes de jota:
Y el silencio se rompió con unas palabras del señor Obispo, D. Antonio Gómez Cantero, que nos recordó que "somos una comunidad orante y por eso, Cristo nos mira y mira nuestras peticiones."
Mientras la procesión iba dibujando su trazado por las mudas y sinuosas calles: Andaquilla, Francisco Piquer, plaza la Marquesa, Santa Emerenciana, plaza de la Catedral, Amantes y la llegada al punto de partida, la plaza del Seminario.
Allí, se prolongó el silencio, roto por los ecos de un Padrenuestro con ritmo y acordes de jota:
No hay comentarios:
Publicar un comentario