miércoles, 4 de octubre de 2017

Un pájaro llamado 'Pequeñín':

 Esta entrada se subtitula: La vida con un pájaro, un Agaporni.
Es un género de aves originarias de África. Su nombre genérico les viene del griego, y significa algo así como 'pájaro del amor'. Es igual como un periquito.
Es un pájaro que tiene mi hija Gloria. Fue un regalo. Lo trajo su hijo desde Valencia, metido en un calcetín y en una caja.
¡Era tan pequeño! ¡Hasta sin plumas!, que fue  criado con leche de niños, hasta que ya más esporrinado y mayor empezó con comida para el. Pero por aquello ya se quedó con su nombre, Pequeñín.
En este escrito redacto lo que hace este pájaro, al que consideramos parte de la familia, tanto que hasta veranea con nosotros.
Está suelto por casa. Es muy listo. He llegado a esta deducción por las cosas que hace.
Por ejemplo, cuando ve que van a bañarse, él se  agrega también. Le dejan un pequeño chorro de agua y se baña.
Come de todo. Cuando tiene hambre se va a comer a su jaula y le justa mucho la  manzana.
Si tiene frío se refugia en el cuello de mi hija, cuando quiere carantoñas; o se mete donde está el aparato de la televisión.
Es muy alcahuete y curioso. Si ve algo abierto se mete dentro. De modo que mi hija mira siempre la lavadora antes de ponerla en marcha, porque se mete dentro de ella.
Cuando se posa en el escote del vestido de hija y asoma la cabeza, da besos.
Es muy cariñoso y le gusta el contacto con sus dueños. A mi yerno, cuando está con el ordenador, se le mete en el hueco de una mano y ¡a dormir! Allí lo tienes, al pobre, escribiendo con la otra mano libre.

Si mi hija se va a echar la siesta, se pone encima y está callado,y quietecico.
Cuando llega la hora de irse a dormir, se pone enfrente de ti, y empieza a piar, como diciendo: ¡que es tarde!
Y así os estaría contando muchas cosas más, y nunca acabaría...
Pero lo nunca visto es que, un día se dejaron una ventana abierta. Salió y se fue volando hasta otra jaula en la que había un pájaro que oyó piar en la urbanización.
Le decían: ¡ven, Pequeñín! y él sin bajar...
Los vecinos diciendo: Estás buena si lo consigues coger.
Mi hija, cansada de llamarle, va y le dice: ¡Pues ahí te quedas!
El  pajarico, al ver que se iba, sale volando y se posa en su hombro. Se ve que pensó ya la he hecho rabiar bastante.
En la actualidad tiene 6 años. A mi me encanta está mascota. Alegra y entretiene muchísimo.
-Pensamiento-

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