Esto era una vez
una niña que cuando se terminaron las clases, por vacaciones, les dice a sus
papás que va a colgar los libros, que ya no estudia más.
Sus papás se
quedaron extrañados por la decisión tomada.
Le comentaron: Bien,
y qué piensas hacer pues, ¿trabajar?
Y dio la
casualidad que en la misma finca donde vivían había una señora mayor, que necesitaba
una chica de compañía todo el día.
Empezó con su
tarea: había que llevarla al servicio, asearle...
Cuando le calentó
el desayuno le decía que estaba frío y soso.
Y cuando por las
tardes salían a pasear y se sentaban en un banco, ella tenía que permanecer con
la señora, viendo pasar a sus compañeras del colegio.
Estuvo una
semana, al cabo de la cual le dijo a su papá que no le gustaba ese oficio.
Como tenía un
amigo propietario de un bar, le pidió trabajo para su hija, aunque no sabía
hacer nada.
Su amigo le dijo
que se presentase en su local a las 7 de la mañana para colocar las mesas
y barrer el suelo... que luego ya le irían enseñando.
Comían en el
mismo bar, y cerraban a las doce de la noche. ¡Eso, todos días !
A los pocos días,
con lágrimas en los ojos, le pidió a su padre que pensaba estudiar, que le
perdonara aquel arrebato.
Moraleja:
De todos oficios debe haber, pero con una carrera siempre se colocan en mejores
trabajos.
-Pensamiento-
No hay comentarios:
Publicar un comentario