Probablemente sea la legumbre que primero se cultivó y que más se ha extendido.
El garbanzo, Cicer Arietinus parece ser originario del llamado Creciente Fértil, en la
zona entre Siria y Turquía, en época neolítica, entre
el 9500 y el 9000 a.C,
en la zona que en la Biblia se denomina Canaan.
Desde ahí se
expandió rápidamente a Persia, India y, finalmente, al Asia Central.
Parece ser que los fenicios, en sus viajes comerciales, extendieron su cultivo y consumo por todo el
Mediterráneo, incluyendo algunas zonas del África Subsahariana.
En España, ya en el siglo III a C, decía Tito Livio que los cartagineses cultivaban garbanzos mientras construían Cartago Nova, lo que hoy es Cartagena.
Y fueron los españoles los que los llevaron a América. Desde 1492 se cultivará con especial éxito
en Méjico y California.
Hasta el siglo XVII, el garbanzo es una legumbre habitual en España.
Ganó mucho protagonismo, a partir de entonces, o bien
por el aumento demográfico que hubo, o bien por alguna otra causa, como la escasez de otros alimentos.
Esta legumbre se hizo tan famosa en los platos de la comida de mediodía, que Jean Charles Davillier, (1823-1883), un coleccionista de arte y escritor francés del Romanticismo, decía en su Voyage en Espagne:
“Si pasáis a España. contad con que os servirán puchero
trescientas sesenta y cinco veces,
y si el año es bisiesto, una vez más”
Pero hace unos años, hacia los años ochenta, se consideraba comida poco refinada, 'de pobres'; pero con el resurgir de la Dieta Mediterránea otra vez han cogido gran predicamento.
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