miércoles, 9 de diciembre de 2015

Día 11: Un barrio de artesanos, El Arrabal II

            En  el siglo XIX – XX el Arrabal era un barrio vivo, alegre, con mucho movimiento, amable, afable, buena gente.
Su población era gente trabajadora y la amistad era una de sus virtudes.
El Arrabal era como una gran familia. Todos se conocían por su nombre y “apodo” . Muchos de ellos se dedicaban a la agricultura
Gente fuerte y trabajadora, pues en aquellos años no existían los adelantos que hoy tienen los agricultores, todo era a base de mucho esfuerzo; sus herramientas de trabajo eran sus manos, el arado, la azada etc.
El trabajo que realizaban llegaba hasta el agotamiento  pues era un trabajo  de sol a sol, pero a pesar de ser tan duro eran alegres y solidarios entre ellos.
         El Arrabal se caracterizaba por ser un barrio de artesanos.
En la calle Mayor que era la principal y que yo conocía muy bien, pues allí nací, había un guarnicionero, padre de los conocidos pintores Agustín y Fermín Alegre, que trabajaba el cuero con gran maestría.
        También había tres ollerías, como se les llamaba entonces a las tiendas que se dedicaban a la venta de cerámica fabricada en sus alfares a base de torno. Una de ellas era “Los Punter”, con varias generaciones de alfareros.

         Existían también dos alpargateros artesanos que trenzaban el cáñamo para formar la suela que después terminaban con la tela y las betas, dándole forma a la alpargata, ¡todo un arte!
        Tres hornos de pan, las tres tahonas, donde las mujeres iban a cocerlo con la masa que habían preparado en sus casas de madrugada,  dejándola dormir hasta que fermentase. También solían hacer tortas y pastas. Uno de estos hornos data del siglo XIV y estuvo en activo hasta casi finales del siglo  XX.
Hornos para cocer el pan, como eran entonces...






       Había un sinfín de actividades diversas que brevemente enumero:                  
Un sillero que torneaba los palos de las sillas a base de pedal y hacia los asientos de enea. Una sastrería de caballeros. Una barbería, como se llamaba a las peluquerías de señores, pues iban más a afeitarse que a cortarse el pelo. Dos Carnicerías. Dos herreros, uno de forja y otro de herrar caballerías. Dos Fondas, una la de “Petronila” y otra del “Mosquito”. Dos fruterías. Dos tiendas de Ultramarinos -una de ellas de mis padres-. Dos bares, uno de ellos Bar Churrería. Dos cantinas. Un afilador y paragüero. Un estanco donde aparte del tabaco comprábamos sellos para franquear  las cartas, ya que entonces era nuestro modo más habitual de comunicarnos.     
Calle Mayor, a finales del siglo XIX o principios del XX                    
            Y lo más importante: "Las Escuelas". “Las Escuelas del Arrabal fueron el primer grupo de Escuelas Graduadas de Teruel”. Se construyeron  en la primera década del siglo XX y, actualmente, este edificio está ocupado como Archivo Histórico Provincial de Teruel.
Escuela graduada de niños, sobre el 1910
 Por ellas han pasado y han adquirido sus conocimientos básicos y elementales cientos de niños y niñas turolenses, personas que ya hombres y mujeres formaron, y forman, parte de la cultura turolense.

Escuela graduada de niños convertida en Archivo Histórico Provincial
Archivo Histórico Provincial de Teruel
Todo esto era la calle Mayor. Donde yo jugaba a la comba, al escondite, a tres navíos, a la raola o luneta, como se decía entonces, a las tabas y cuando llovía hacíamos figuritas de barro, con barro de los Monotes que nos traían nuestros hermanos. Éramos niños felices jugando en la calle. No necesitábamos ni tele, ni videoconsolas, ni tablet, ni móviles inteligentes con WhatsApp... Nuestro móvil era la conversación, las amigas, el ir a pasear a la plaza del Torico, al cine... y, en verano, a la Glorieta a tomarnos un refresco en el bar Nido. Eso era cuando la Glorieta tenía árboles y jardines convirtiéndola en un lugar fresco y agradable, como se puede apreciar en otra entrada de este blog.
Así era nuestra vida en el barrio del Arrabal.
Escaleras actuales, de conexión del Arrabal con el Centro de Teruel,
también llamadas "Las Escalerillas del Arrabal"
Mi intención ha sido comentar un poco el pasado que ahora parece de ficción, pero he querido reflejar como se vivía entonces, que era  distinto a como se vive ahora. Lo que sí es cierto que con menos cosas vivíamos muy felices..

                                                               -Rosamarilla-

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