jueves, 8 de octubre de 2015

"Por San Miguel los membrillos has de coger"

Aunque San  Miguel es la fecha que según el refrán  se recogen los membrillos, este año los dejé algo más en el árbol.
La bonanza del tiempo permitió que unos frutos antes, y otros después, adquiriesen  la madurez, el aroma y color dorado como el oro propio de los membrillos listos para elaborar los distintos  platos  que se pueden preparar.
El membrillero es un árbol noble. Sus ramas, robustas pero elásticas, difícilmente se rompen con la dorada carga. Aguanta el peso, si es preciso hasta tocar  el fruto en suelo. 
Además con un mínimo de cuidados, se obtienen los máximos resultados, apreciables en las fotos que ilustran esta entrada.
      Estos membrillos los trato únicamente para darle al consumidor un producto rico y espectacular.
Estas son las faenas: los podo, añado un poco de potasa -nitrato potásico NO3K- y les aporto agua, mucha agua. El resto la naturaleza lo culmina.
Al ser una fruta ácida y áspera, por su riqueza en taninos, se suele consumir después de elaborarlos en la cocina.
En cuanto a los  platos que por aquí se elaboran, está la riquísima mermelada, la famosa carne de membrillo o dulce de membrillo.
A mi lo que más me encanta es, después de limpios de piel y corazón, ponerlos en un recipiente, cortados a dados, con muy poca agua, dejar que se cuezan con un poquito de azúcar y canela en rama.  Esta receta se sirve fría.
Es un postre delicioso por su sabor y su aroma. Además de ser un alimento muy saludable para el aparato digestivo, proporciona energía fácil de digerir, y es rico en pectina.
Es un gusto que animo a catar, y si te decides a hacerlo ¡qué aproveche!
-Olmo-

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