viernes, 9 de enero de 2015

Caminar por la noche protege contra la diabetes y mejora el sueño:

En infinidad de ocasiones hemos escuchado que no es recomendable ingerir hidratos de carbono a partir de las seis de la tarde porque, a partir de esa hora, el organismo funciona mucho más despacio.
Esto se debe a lo que se conoce como biorritmos que son los que dictan los compases a los que se mueve nuestro metabolismo, y que hacen que por la tarde funcione mucho más despacio.
Por eso debemos intentar mantener el metabolismo activo y hacer caso a lo que dice el refrán: "La comida, a reposar, y la cena a pasear". Y es que después de la cena hay que moverse para evitar que nos engorde.
Muchas personas no ingieren alimentos por la noche: "Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo".
Algo que si lo pensamos bien tiene su lógica, pero que no deja de ser un tanto peligroso, si lo que queremos es tener la energía suficiente para poder hacer frente a las actividades cotidianas.
Por ello, hay que tomar medidas  para comer por la noche y poder digerir bien los alimentos sin que estos acaben acumulándose en la barriga

En primer lugar debemos evitar darnos atracones a estas horas, ya que la digestión será más lenta y los alimentos tardarán más en digerirse, con todo lo que ello supone para el organismo. Para evitar esto, debemos ingerir alimentos ligeros como pescado, verduras, frutas 

La cena debe hacerse lo más pronto posible debemos ingerir alimentos ligeros como pescado, verduras, fruta.
Haciendo caso al refrán conocido por todos, es importante que no solo tengamos cuidado en lo que comemos, sino que después de cenar es muy bueno realizar cualquier actividad, caminar, correr o bailar...






¿Y por qué es bueno hacer actividad después de comer o cenar?
Porque:
1.Controla la glucemia. Un paseo después de cada comida reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Según un estudio de la Universidad de Washington, tres paseítos cortos (15 minutos a buen ritmo) funcionan mejor que uno de 45 minutos.
El más efectivo para mejorar los niveles de azúcar es el de después de cenar, cuando la producción de insulina se reduce. ¿Lo ideal? Salir media hora después del postre: es cuando la glucosa empieza a inundar la sangre. El ejercicio ayuda al páncreas a secretar insulina y a eliminarla del torrente sanguíneo. 

2. Mejora la digestión. La actividad física acelera el metabolismo, lo que se traduce en unas digestiones más rápidas y un mejor tránsito intestinal.
Pasea sobre todo después de una cena copiosa, que puede provocar acidez e insomnio. 
3. Protege tu corazón. Según la Academia Americana del Corazón, el ejercicio mínimo necesario son 10.000 pasos diarios (media hora de caminata).
Ayudan a reducir el colesterol, la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, además de quemar unas 500 calorías tendrás un sueño reparador.
-Carrasca-

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