domingo, 7 de abril de 2019

Reportaje de La Manga en primavera: Murcia, ciudad de Salzillo

Cuando haces una excursión, siempre dejan algo de tiempo libre.
Y te preguntas ¿Qué hay que ver en ese rato?
Nosotros lo primero es visitar la oficina de turismo, para coger planos e información.
Y aprovechamos para pasear un poco por la ciudad y ver por nuestra cuenta: la portada del Palacio Almodóvar, Iglesia de Santo Domingo, Casa Cerdá, el Teatro Romea, la avenida de Alfonso X El Sabio -conocida como el Tontódromo-, el Convento de Santa Clara la Real...
 
Aún nos dio tiempo para realizar compras. A mi me gusta comprar algo que cada sitio importante que visito. Esta vez fueron unas zapatillas y un sombrero.
La mañana, ya en grupo, la completamos con la visita a ver los Salzillos. Nos encaminamos hacia la Iglesia Parroquial de San Andrés, sede de la que fue, hasta el siglo XVIII, patrona de Murcia, la Virgen de la Arrixaca.
Pues bien, justo al lado, al doblar la esquina, la Iglesia Parroquial de Nuestro Padre Jesús que alberga el museo de Salzillo.
En la capilla se ha usado la técnica de arquitectura fingida.
Este escultor murciano, Francisco Salzillo y Alcaraz, [1707-1783].
Hijo del escultor napolitano, asentado en Murcia, Nicolás Salzillo y de su esposa Isabel Salazar.
Esculpió imágenes para vestir, de pasos procesionales, con todo detalle. Ya que en esta época es grande el gusto por las procesiones, en especial por las de Semana Santa.
La mayor parte de su obra se encuentra en Murcia. Entre sus pasos procesionales merecen citarse La caída (1752), La Oración del Huerto (1754),
La Dolorosa (1756), que es la única que es escultura que sólo están esculpidas la cara y las manos; La Cena (1763); El Prendimiento (1763).
Usaba la técnica del estofado, que pintaba debajo las filigranas doradas.
En ello se inscribe en la imaginería policromada española, cuyas notas características son la unción religiosa; el realismo, tal es así que, con métodos actuales de laparoscopia han conseguido observar que está esculpida hasta la laringe; la expresión de los rostros, apacibles y hermosos los personajes buenos, y ceñudos y contraídos los personajes que representan los malos; las actitudes más naturales, con los pliegues de los paños estéticos y sencillos. El conjunto escultórico hace resaltar el dolor, la angustia, la compunción, la serenidad...Y Murcia, en el siglo XVIII, es el foco más importante, con la figura de Salzillo. ¡Un perfeccionista!
Siguiendo la tradición popular napolitana del siglo XVII, esculpió figuras de Nacimiento, en barro policromado, excepto la del Niño Jesús, que está en madera...Estas obras evidencian la tendencia naturalista del autor y su vinculación con estilo rococó.
Terminada la visita al museo nos fuimos a comer.
El restaurante, en La Alberca de Las Torres-una pedanía de Murcia-, se llama La Meseguera. Cuyo significado tiene que ver con la vid y las parras. Un servicio muy atento y rápido. La comida, estupenda. Rematada con un café asiático riquísimo. Y aderezada con una animada charla con los compañeros de mesa, que resultaron ser una compañía muy agradable, un matrimonio de jienenses, con un fino humor andaluz...
Ya por la tarde, subimos hasta el Santuario de la Virgen de la Fuensanta, aunque, como ya hemos dicho, la imagen no se encontraba allí, sólo su icono.
La verdad es que mereció la pena por las vistas que se divisan desde esa altura.

En la visita fuimos acompañados por un matrimonio turolense. Ella lleva el patronímico de esta Virgen, porque también es Patrona del pueblo de Villel del Romeral, en la provincia de Teruel.
Fue un día muy completo. Lo pasamos francamente bien.
-Jedrea + Margalló-

No hay comentarios:

Publicar un comentario