sábado, 18 de febrero de 2017

Sábado 18: Las Bodas de Isabel.

Ya se sabe que estas fiestas de febrero, Las Bodas de Isabel son multitudinarias: en actos, actividades, y visitantes.
A mi me gusta ver, desde el sofá de mi casa, el Toro Bravo Nupcial. Revive el rito para favorecer la fecundidad de los recién casados, que el toro pise la capa de don Pedro de Azagra para que su familia tenga mucha descendencia.













Pero en plenos festejos de las nupcias, llega a la Villa la noticia que don Juan Diego de Marcilla no ha muerto en las guerras como se rumoreaba, sino que está vivo y entra por el Portal de Daroca.
Allí se entera de que su amada Isabel ha tenido que casarse, obligada por su padre, con el de Albarracín.
Diego le pide un beso. Isabel se lo niega, por ser ya mujer casada. Diego cae fulminado. ¡¡Muere!!
"Hay una estrella en el cielo de Teruel,
es el alma de Diego que busca a su Isabel..."
Una inmensidad de cabezas sigue las representaciones a través de la pantalla, ante la imposibilidad de estar en la Plaza del Torico, llena a rebosar.
La gente puede pensar que es una bobada morir por la negación de un beso. Pero desde aquí quiero hacer reflexionar que la muerte de Diego no es solamente por este hecho, sino que este es sólo la metáfora de ver muerta toda esperanza de alcanzar el objeto de su amor, con el que ha soñado toda su vida. Su existencia ya no tiene finalidad. Muere porque ha perdido toda ilusión.
-Carrasca-

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