En un Balneario urbano: La Villavella VIII

En fiestas, los patrones.
En La Villavella hay mucha devoción religiosa.
Me han contado que para la fiesta de la Inmaculada, en diciembre, las familias de las chicas que van a participar en la fiesta pintan el 'Ave María', el símbolo de la Virgen en la entrada de la casa.
El patrón del pueblo es San Sebastián, pero los hay en cada barrio.
En agosto me ha tocado vivir los Santos de la Piedra, San Abdón y San Senén , del barrio noreste.
Hasta el balneario han subido los clavarios con su charanga y han cantado el romance a estos Santos.
              
Así dejo a La Villavella, envuelta en las fiestas a San Roque.
Fiestas de la calle que se inicia en donde está el balneario, y que desde hace una semana, todas las noches, lo han honrado cantándole los gozos, especie de romance que alaba las andanzas de este santo 'desde Roma hasta Plasencia'...'Santo milagroso que es nuestro patrón'
Se colocan delante de una hornacina redonda, donde está la imagen del santo, que parece ser del siglo XVIII, por una fecha que encontraron en la corona, al ser remodelado el edificio y ponerlo de nuevo.
     
Es un poema antiguo, he calculado que se ha transmitido durante, al menos tres generaciones, de madres a hijas, según me ha contado una señora que ha nacido en esta calle, alrededor de los años cuarenta del pasado siglo.
El estribillo dice "Líbranos de pestes y males, santo Roque peregrino". Luego rezan un Padrenuestro y un Avemaría, y continúan con otra serie de versos: (...) "¡Qué viva San Roque en su santidad! (...)Si es que así conviene, nos conceda lo que pedimos. (...)
También me ha narrado como celebraban estas fiestas: ponían una mesa en la calle, con un mantel blanco con una puntilla muy antigua, y allí honraban a San Roque.
Actualmente ese mantel cubre el altar mayor de la iglesia parroquial.
La calle, hacia la mitad, incrustada entre las casas, cuenta con una ermita dedicada al Santo.
Estos días esta calle disfrutará de sus famosos toros.
Los sueltan por las calles, y para evitar accidentes, cubren las bocacalles con  una especie de puertas de barras de hierro, y barreras protectoras en todos los portales de las casas.
 
Así acaba mi estancia en este pueblo, que me ha sorprendido gratamente.
Venía con la idea de descansar, de relajarme, de dar paseos, pero no esperaba que estos tuviesen el elemento cultural que han tenido. No esperaba pasar unos días tan entretenidos, donde se han unido los beneficios del balneario con el aprendizaje de nuevos conocimientos.

-Margalló-