miércoles, 9 de septiembre de 2015

Sillas antiguas

Me gusta ponerne retos. Si una persona hace algo, yo también puedo ser capaz de ello.
Quiero mantener mi cuerpo y mente activos, ocupándome de aficiones que nunca antes pude llevar a cabo.
Una de estas en la rehabilitación de muebles antiguos. Esta vez me he dedicado a restaurar sillas antiguas.
La tarea empezó con quitar todos los restos de los asientos primitivos y de pinturas anteriores, que eran varias capas. Luego, me fijé que había algún travesaño que tenía que ser reconstruido entero. ¡Y dicho y hecho! Como no tenía mordazas a mano, la inmovilicé con cuerdas.
Hala, a por el siguiente paso, la pintura. Elegí un color verde hierba, vibrante y alegre.
Cuando ya estaba bien seca, decidí hacer yo mismo los asientos.
Antiguamente lo hacían los silleros, con enea, una planta que se criaba cerca del pueblo. Era toda una tradición. Yo recuerdo como se instalaba el sillero en la huerta, y mi padre le sacaba todas las sillas que tenían que ser reparadas. El hombre pasaba allí dos o tres días trabajando la enea que había recogido en el entorno.
Ahora ese oficio está extinguido, así que yo busqué cuerda adecuada. La trencé, haciendo cuadros, y ha quedado muy acorde con la finalidad a la que van destinadas: ser utilizadas en mi bodega.
-Olmo-
                                       

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