Del árbol...
...al plato
Las cerezas admiten muchos empleos culinarios.
Aquí, en mi pueblo, al atardecer, tenemos la costumbre de acercarnos a alguno de los bares que existen en la población.
En Los Jardines, el dueño nos agasaja con unas tapas que quitan el sentido: ricas, sabrosas, abundantes.
Los mismos parroquianos, a veces, las decoramos...¡¡con cerezas!!
Claro, como que es la época de este fruto, como ya expliqué en otra entrada.
Otro de los usos más extendidos es el ponerlas con aguardiente, o anís seco.
Aquí, en mi pueblo, al atardecer, tenemos la costumbre de acercarnos a alguno de los bares que existen en la población.
En Los Jardines, el dueño nos agasaja con unas tapas que quitan el sentido: ricas, sabrosas, abundantes.
Los mismos parroquianos, a veces, las decoramos...¡¡con cerezas!!
Claro, como que es la época de este fruto, como ya expliqué en otra entrada.
Otro de los usos más extendidos es el ponerlas con aguardiente, o anís seco.
Yo lo hago así:
Preparo recipientes de cristal, limpios, secos e inodoros.
Cojo las cerezas, y las pongo limpias, despojadas de hojas, sin rabo.
Lleno el tarro hasta arriba con las cerezas.
lo dejo reposar un tiempo mínimo 15 ó 20 días.
Observarás que el líquido va tomando el color rojizo de la cereza.
En algunas zonas cereceras del valle del Jiloca, en Aragón, llaman a este licor ratacía o retacia.
Yo lo recomiendo, porque tomando un sorbito alegra el espíritu e ilumina el semblante.
En mi tierra, los cerezos están a la vera de los ríos, para que tengan basta agua, en el período estival.
ResponderEliminarMe gustado la receta que has puesto. La probaré.