jueves, 11 de abril de 2019

Reportaje de La Manga en primavera: Elche

La Ílici íbera, Íllice colonia romana, título que recibió en el 45 a Xto... Elche ha visto pasar también por sus territorios a cartagineses, fenicios, griegos, visigodos, árabes...
Pero si por algo es famosa esta población y todo su término es por las palmeras que la caracterizan. Es un palmeral Patrimonio de la Humanidad.
Todas las palmeras están censadas. Cuando una desaparece, otra ocupa su lugar. El propietario se ocupa de eso.
Pues hasta allí, hemos recorrido los setenta y un kilómetro redondeando el contorno del mar Menor hasta llegar al corazón del Bajo Vinalopo.
En esta comarca de aguas salobres sólo podía cultivarse el granado, la higuera y la palmera. La datilera -Phoenix datilera-, cultivo que trajeron los fenicios, ya que era un alimento que aguantaba las travesías por mar, y que su hueso se adaptó a estos suelos, creando un inmenso oasis.
La Quesada, el Marina D'Or de los ingleses; las Salinas; Torrevieja y La Mata, uno de los tres ramales del famoso trasvase... Sólo adivinadas desde la ventanilla del autocar. Mientras escuchábamos las explicaciones sobre la historia de la Dama de Elche.
Pero si por algo se conoce Elche es por las palmeras. Estas plantas, de porte vegetal, cuyo fuste es fibra, no madera, y que pueden alcanzar una altura considerable, se podan en octubre y noviembre. Se enrollan con esteras y así sale su ramaje blanco.
La palmera macho, echa la flor, y poliniza. La palmera hembra proporciona el fruto: los dátiles.
Últimamente se está intentando luchar contra la plaga de un escarabajo, el Picudo rojo, de origen egipcio, que ha llegado a España a través de Italia, y que destroza silenciosamente el corazón de la palmera.
Por supuesto, que todo excursionista que se precie debe pasar por El Huerto del Cura. Un remanso de paz, histórico, que actualmente queda en medio de la ciudad. Es para quedarse allí toda la mañana, paseando entre sus plantas.
Y tampoco debe obviarse la Basílica de Santa María, levantada sobre una antigua mezquita. Es de planta de cruz latina. Tiene un segundo piso con balcones, para presenciar la representación del Misterio de Elche. En la portada está el patrón de la ciudad San Agatángelo, obra del XVII, hecha por el escultor de Estrasburgo, Nicolas de Bussi.
Gracias a una bula del siglo XVII, en su interior, se celebra el auto sacramental del Misterio de Elche, en honor de la Asunción de la Virgen María. Es una recopilación de escenas desde época medieval, aunque la representación actual se ha enriquecido. Tiene el título de Patrimonio de la Humanidad.
En el tiempo libre, tuvimos que seleccionar. Y optamos por la Torre de la Calahorra, los baños árabes, ubicados en el antiguo convento de La Merced.
Lástima que no pudiésemos hacer la visita al Arqueológico... Así tendremos que volver a esta población alicantina en otra ocasión.😅
Esta zona es también famosa por la fabricación de calzado. No puede uno perderse la visita a una fábrica y contemplar como todavía quedan artesanos que cuidan de nuestros pies.
Y esta fue nuestra última excursión. Con ella terminamos nuestro periplo murciano.
De allí nos hemos traído muchos recuerdos, algunos en forma de golosinas: dulces, dátiles...
Diversas maneras de cocinar el arroz. Distintas formas de hacer tapas con queso frito de cabra, rematado con tomate frito...
Muchas palabras para aumentar nuestro vocabulario: alquibla, acequia,  pintasapo, kumato, tápenas=alcaparras, lañador, bergamota, arrixaca, meseguera, aquitectura fingida, pintura con dorado: estofado, conjuratorio, azoia, almadraba, Muro de la sal...
Ya se sabe: "Viajar ensancha la mente"
-Jedrea + Margalló-

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