sábado, 28 de octubre de 2017

La avaricia es mala consejera:

Aquí está el cuento de este mes para mi nieta. El número cinco.
En una Urbanización de una ciudad provinciana vivía una familia de las que ahora llaman monoparental, aunque a la fuerza: una madre, viuda, con sus tres hijos.
Al hijo mayor siempre le enviaba a hacer las compras, mientras ella se quedaba al cuidado de los más pequeños.
En el comercio donde hacía las compras, en un lado del mostrador, había un tarro con peladillas, esas almendras con una capa endurecida de azúcar dulce; caramelos y otras golosinas.
El niño siempre se quedaba absorto mirando aquellos dulces.
La dueña, un día, le dijo que podía coger alguno.
Ni corto ni perezoso, metió la mano, llenándosela  con un buen puñado.

¡Ah, pero el chico no había calculado el volumen y no podía sacarla!
La avidez le dio una lección.
Así aprendió un refrán muy castizo: "La avaricia rompe el saco".
-Pensamiento-

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