sábado, 28 de mayo de 2016

Casa de Ferrán

Es una casa con historia y con anécdotas.
En 1697, nació en ese edificio pero cuando aún no era de la casa Juan Martínez Salafranca.
Fue un sacerdote, periodista, gramático, escritor, pedagogo del siglo XVII.
También, en Madrid, fue capellán del Buen Consejo y del Colegio Imperial de San Isidro.
Este ilustrado perteneció a la tertulia de Hermosilla, de la que salió la Real Academia de la Historia, y cuyo primer presidente fue este turolense.
Uno de los más fervientes defensores del Arte, y cuya placa está en el medianil de la calle Del Salvador, junto con el Cristo,
La actual casa de Ferrán, fue la primera casa del Modernismo, construida por  él arquitecto P. Monguió, en el año 1910.
Fue construida sobre un solar rectangular de toda una manzana y da cuatro calles: el Salvador, Plaza El Torico, Calle el Pozo, o llamada, Laureano Mariano García Esteban y Calle Nueva.
En esta última hay un pequeño comercio  de lencería incrustado en medio, que divide la fachada en dos mitades la  casa de Ferrán y el comercio, que funciona desde 1820.
Esa casa, que se ve en la imagen,  NUNCA SE PODRÁ VENDER  y menos a los Ferranes , pues dicen  que en esa casa vivía una joven enamorada de unos de los hijos de los Ferranes, y resulta que  no los dejaron casarse, porque ella no pertenecía a la burguesía de aquellos tiempos, y, en venganza, el padre de ella  hizo figurar en escritura ese detalle.
El medianil de la Calle del Salvador es una construcción normal, pero en cambio en la Calle Nueva, las dos partes en que quedan divididas la fachada presentan soluciones distintas de composición y siempre pintadas de amarillo.
El volumen edificado ocupa todo el solar, y consta de  siete plantas, sótano y entresuelo comercial.
En la parte derecha resalta el ovalo  del  portal.
Y, en la parte izquierda, el mirador achaflanado  que realza la esquina y que es el elemento más significativo del edificio.
En todo este lado de fachada de este edificio, destaca su elegancia,  el dinamismo de su decoración modernisma de inspiración en vegetales con sus formas sinuosas.
Resaltan las labores de forja y fundición, y en su interior, destaca el arrimadeo de mármol, el artesonado y el cerramiento del portal, la cancela del vestíbulo y la caja de la escalera.
Desde la calle El Pozo, calle muy querida por mí, porque estaba allí mi lugar de trabajo, se puede ver la forma tan original, con la que se remata la fachada, la parte de arriba, reproduce con sus ventanas una cara.
-Pensamiento-

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