miércoles, 24 de septiembre de 2014

FANDI, el deseo de vivir


Cambió mi vida  y sobre todo mi sueño. Nació un 7 de julio de madrugada, su madre fue capaz de limpiarlo e incluso  de limpiarlo con los calostros antes de morir. Estoy hablando de mi yegua y de mi potro.
   Allí descubrimos a un pequeño potrillo de color marrón, que no paraba de saltar. Lloré la muerte de su madre, sentí un profundo dolor, pero vi claro que si ella había sido tan valiente como para lograr mantenerlo vivo, yo debía coger el testigo y luchar con todas mis fuerzas para Fandi, su potrillo, siguiese con nosotros.
    Biberones cada hora, cada dos, actualmente cada tres, pero lo importante es que está con nosotros. Corre, salta, cocea, mordisquea, nos llama con sus suaves relinchos, ¡VIVE! y eso es lo esencial...
Nuestro sueño ya se recuperará en la medida que ya no dependa tanto de nosotros.
     Le hablo siempre que está tomando su leche, le digo piropos, cosas bonitas, que tiempo hace, le pregunto como se encuentra, le doy los buenos días y las buenas noches y él me corresponde con esa mirada dulce e inquieta, con un lametazo, con un movimiento de cabeza....  
Criar a un animal desde su nacimiento ha supuesto dejar a un lado la siesta, el " sosiego" y hallar de nuevo la ternura, el tener, el tener que hacer algo, siempre, la compañía.
   
La novedad, es que ese color marrón de su pelo está desapareciendo y deja paso a un tono gris claro precioso,
     
Acompaño mi escrito de varias fotos, de su evolución, desde que nació hasta de ahora.
Quiero contaros que antes entraba en la cuadra y buscaba a mi potrillo agachando la vista y ahora,¡ Dios mío!, si ya está a mi altura.

                                          - Mª José Lilao Valero.-










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