¡No a los engranajes del mal que aplastan y oprimen!
Llénanos, Señor, de tu autenticidad
Se sorprendían al ver cómo actuabas,
porque todo tu hacer brotaba de Dios,
provenía de la fuente de tu sabiduría,
del dejar a Dios ser en Ti mismo.
Tú transparentabas a Dios,
porque actuabas con amor,
porque sabías escuchar al hermano,
porque todo Tú te ponías a su servicio.
Y esa era tu autoridad,
la que tanto sorprendía a tus seguidores
y es la que nos falta a nosotros,
porque no te dejamos hacer en nosotros del todo.
Señor, sé la energía de mis actos,
el motor de mi fuerza
y el amor de mis gestos.
Hazme gratuito, empático con el otro,
para entrar en su necesidad,
para alumbrar sus oscuridades,
para ser pañuelo de sus lágrimas
y compañero de la vida.
Tú conoces mis demonios,
y los de mi entorno,
enséñame a reconocerlos,
sáname, para sanarlos,
y hazme, como Tú, generador de vida. [Mari Patxi A yerra]
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