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jueves, 4 de enero de 2018

Reflexiones: Reyes Magos, 2018

Un  año más ya está próximo el  día 5 de enero. Por la tarde,  las calles de los pueblos se visten  de gran colorido, haciendo llegar la  ilusión hasta los más pequeños y algunos no tan pequeños.  Es un espectáculo  multicolor y vivaz, con el cual  llegamos al punto final de las fiestas navideñas.
Durante  más de un mes, en las cadenas de radio o de televisión, incluso en otros lo medios nos bombardean  con la publicidad, en la que parece ser  que todos los hombres, mujeres  y niños de la tierra alcanzan lo que desean. Y nada más lejos de la realidad.

¿Cuántos niños consiguen aquello que piden?
¿Y cuántos otros ni siquiera  les pueden enviar la carta a los Reyes Magos?   
Esto yo lo veo como una farsa para una gran mayoría de gente que ni siquiera tiene  comida para llevarse a la boca.
¿Cómo se pueden hacer esas manifestaciones  de felicidad cuando ni tienen luz eléctrica? 


¿Son más felices esos niños que reciben un coche eléctrico, una bicicleta con motor o un traje de  astronauta? En algunos casos solo los usan el día que los obtienen. Y quizás al siguiente día  y sólo para exhibirlos con orgullo ante otros que quizás no recibieron nada.
¿Cuántos libros se  regalan estos días? Muy  pocos. Ni siquiera electrónicos.
Además yo creo que únicamente son  objeto de exhibición del poder adquisitivo de los adultos que los regalan... Calculadoras,  móviles, tabletas... ¡Cuando aun son tan pequeños que no saben ni manejarlos ni sumar. 
No puedo por menos que hacer este comentario y dejar aquí estas reflexiones, aún sabiendo que no es un tema popular, y probablemente, sea rechazado por  gran parte de la sociedad.
Siempre hubo regalos de Reyes Magos, claro, después de  proveer otras necesidades más básicas.  Estos regalos consistían, en la mayoría de los casos, en objetos de cultura, ropa, calzado...
Por mi parte desearía que parte del gasto que cuesta la publicidad,  fuese invertido en material  didáctico, que también  pueda educar  para la convivencia  entre los distintos miembros de la sociedad. 
Y ya, por ultimo decir que a un  crío  de seis años le regalen un coche teledirigido, pienso que el próximo que querrá será uno que vuele, y  el siguiente de gasolina.  Quizás  cuando tenga diez, ya    no se conformará y precisará de una  moto... En esos casos, hay que contar con que esos padres ¿se lo podrán permitir? Seguramente tendrán que recurrir a adquirirlo por todos medios, y pueden llegar agresiones y otras circunstancias más graves.
En todo el tiempo que tengo, no he visto a ningún sindicato, ni partido político  hacer campañas de reparto de juguetes a niños desfavorecidos. Estas siempre son llevadas a cabo por organizaciones humanitarias.
Desde aquí insto a la reflexión sobre el despilfarro y el derroche que pueden suponer estas ocasiones festivas, donde parece que el regalo se instale como objeto de culto.
-Olmo-

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