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viernes, 5 de agosto de 2016

En un Balneario urbano: La Villavella IV

He dado un paseo cultural por La Villavella.
Visto desde la CV 10, la autovía, no parece un pueblo relevante.
Pero una vez aquí vas descubriendo muchas cosas de interés.
Así que me he apuntado a dar el paseo que ha propuesto el guía Joan Antoni, todo un compendio de saberes sobre su localidad natal, narrados con acento argentino.
La visita ha empezado reuniéndonos frente a la iglesia parroquial, dedicada a la Sagrada Familia, y comenzando sus explicaciones en la fachada más primitiva, la que ha sufrido menos restauraciones:
                                    
Hemos seguido ascendiendo hacia la parte alta del pueblo: hacia el Vía Crucis, del que todavía se conserva una de las estaciones primitivas, con la taulelleria -la pintura de cerámica- del XVIII.
A mitad del camino está la Gruta de Nuestra Sra. de Lourdes, donde se halla reproducida la gruta, en la que se encuentran piedras traídas de esta localidad francesa donde se encuentra la original. Se pueden reconocer por una crucecita blanca que las distingue.

En su recinto se encuentra un ciprés centenario, que ha sufrido el impacto de dos rayos y ahí sigue, curando sus heridas y dando sombra al santuario.
 
La visita nos ha llevado hasta la ermita del santo patrón, San Sebastián. Construida en 1934, la edificación ha seguido los avatares de la villa, luce en sus paredes las inscripciones hechas en la guerra civil y la falta de parte del pináculo ornamental de la derecha, partido por un rayo.
En el interior, como curiosidad, se puede apreciar un centro floral, con cintas, en las que figuran los nombres de personas fallecidas durante el año.
De allí, y ya de bajada, recorrimos el antiguo barrio morisco, que posteriormente fue de los espadenyers, o esparteros. Bajando por la calle de la Prisión, entramos en la Casa Museo de estos trabajadores. Una actividad que fue muy importante en esta población y que merece una entrada para ella sola.
Pero no es el único museo de La Villavella, pero para descubrirlo tendrás que seguir leyendo este blog en días sucesivos ;D
El recorrido por la población nos llevó a la calle de San Vicente, porque esta calle y alguna más, posee fachadas modernistas, algunas muy interesantes. En ellas se aprecia el esplendor que dió a la villa los balnearios y esas aportaciones de ingresos se reflejan en la cantidad de casas señoriales que había y que todavía perduran.

Hay que destacar la cantidad de casas que poseen una imagen, y en algunos casos dos, de cerámica pintada -taulería-:         
                               

En esta casa, actualmente cerrada, vivió el escritor Manuel Vicent Recatalá, natural de esta población. 
Hay testimonios de su vida aquí en el libro 'La Villavella, memoria fotográfica 1890-1970', publicado en 1997.
Su nacimiento lo recuerda una placa en esta casa:

-Margalló-

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