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jueves, 16 de noviembre de 2017

Un jueves hablando del Modernismo:

Me ha sido imposible acercarme a la conferencia de Concha Herranz, Jefa de Colecciones del Museo del Traje, titulada "Razón e imaginación de las luces dieciochescas a la moda modernista".
Sin embargo me apetece hablar de este movimiento intelectual que produjo tales cambios de mentalidad que sitúan a la sociedad en la modernidad.
 
Señalaba Manuel Machado, en 1914, que la palabra Modernismo había surgido "por el asombro de los más ante las últimas novedades".
La traida de aguas, la llegada del ferrocarril, la luz eléctrica y muchos más elementos que hicieron que la Belle Époque.
Inicialmente el término 'modernista' era utilizado con un matiz despectivo.
Incluso se percibe este tono en la definición de Modernismo que daba el Diccionario académico de 1899: "Afición excesiva a las cosas modernas, con menosprecio de las antiguas, especialmente en artes y literatura."
Coincidirás conmigo de que es difícil definir esta corriente. Voy a intentarlo hacerlo asequible.
El Modernismo es un movimiento literario bien definido, que se desarrolla aproximadamente entre 1885 y 1915 y cuya cima es Rubén Darío.
Es un movimiento de ruptura con la estética vigente desde finales del XIX hasta la Primera Guerra Mundial.
Así que encierra una actitud de rebeldía política, inconformista como la bohemia, el dandysmo y ciertas conductas asociales, todo ello forrado con un refinamiento estético.
Seguro que conoces la canción de 🎶Guantanamera🎶. Pues esta compuesta sobre un poema de José Martí.
Pero el autor que mejor representa las características del Modernismo es Rubén Darío: esteticismo, búsqueda de valores sensoriales, prodigioso manejo del idioma, riquísimos efectos plásticos, efectos sonoros de acordes rotundos hasta conseguir una musicalidad.
Te dejo aquí unos fragmentos del poema titulado Divagación que recogen todos estos rasgos:
¿Vienes? Me llega aquí, pues que suspirar,
un soplo de las mágicas fragancias
que hicieron los delirios de las liras
en las Grecias, las Romas y las Francias.

¡Suspira así! Revuelen las abejas,
al olor de la olímpica ambrosía,
en los perfumes que en el aire dejas;
y el dios de piedra se despierte y ría. (...)

Y pues amas reír, ríe, y la brisa
lleve el son de los líricos cristales
de tu reír, y haga temblar la risa
la barba de los Términos joviales. (...)"

Espero que disfrutes de esta muestra de la lírica modernista, incluido en Prosas profanas (1896) del poeta, periodista y diplomático nicaragüense.
-Margalló-

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