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domingo, 21 de mayo de 2017

Un escapada a Benicarló desde Peñíscola:

Como estamos en la playa norte, a medio camino entre Peñíscola y Benicarló, hemos decidido coger el bus urbano y acercarnos hasta esta población famosa por sus alcachofas.
En la plaza que estaba nuestra parada, es grande. Con un monumento a una noria, una sénia, donde en ese momento bebían unas palomas.
En ella está la oficina de turismo, que por ser festivo estaba cerrada.
En otro punto de la plaza está el colegio de La Salle.
Hemos echado a andar por una calle y hemos desembocado en la plaza de la iglesia, donde se celebraba la fiesta de San Isidro Labrador, al que le hacían ofrendas de naranjas, según nos han informado amablemente.
También aquí hay un monumento a la ocupación principal del pueblo, la agricultura:
La iglesia parroquial está dedicada a San Bartolomé. Ha sufrido restauraciones para solucionar diversos problemas. Es del estilo arquitectónico de esta zona valenciana: mezclan diversos estilos, ya que el siglo XVIII es época de transición entre el Barroco y la Ilustración.
Siguiendo nuestro paseo turístico tropezamos con el antiguo convento de los franciscanos, del siglo XVI, actualmente dedicado a museo, después de haber tenido distintos destinos y ocupantes. Fue escuela pública, hospital de la caridad provisional, cuartel de la Guardia Civil, abandonado, e incluso sufrió un incendio.
Tuvimos la suerte de encontrarnos con la exposición Punt i a part, del artista Sebastià Miralles.
Intercaladas con sus obras había versos y frases que nos llamaron la atención.
Como es centro cultural de la ciudad, en el claustro había una exposición de trabajos realizados en las clases de Expresión Plástica de alumnos de Educación Infantil.
      
También, en la segunda planta había una exposición de dibujos y pinturas, de personas adultas.
  
En la logia, que cuando era convento se dedicaba a granero, es muy interesante la cubierta. Tiene un sistema constructivo peculiar: las tejas descansan directamente sobre las vigas.
En el suelo, se encuentras antiguas artes de pesca, anclas, poleas, maromas, palas de timón...
Al salir nos encontramos con la sorpresa de  una exhibición de vespas antiguas, del Vespa Club Benicarló.
   
Y después de tomar una cañita, otra vez a coger el bus, y volver al hotel para comer. Un día muy pero que muy aprovechado.
-Sabina + Jedrea + Margalló-

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