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jueves, 20 de octubre de 2016

Un libro: El ruiseñor

A veces la lectura de un libro no aporta sólo entretenimiento, rellenar un hueco en nuestro tiempo de ocio...
Contribuye a enriquecer nuestro pensamiento, nuestras emociones o nuestro vocabulario.
El Ruiseñor [The Nightingale] es una novela de Kristin Hannah, publicada en febrero 2016, por la editorial SUMA.
Ya en la portada se puede vislumbrar el tema de la novela: el sentido del deber. 
La trama de esta obra narra la ocupación alemana de Francia, durante la II Guerra Mundial. La mayoría de la acción se desarrolla en Carriveau.
             
Pone de relieve la evolución de los personajes a lo largo de la narración, especialmente de las mujeres.
"A los hombres les gusta contar historias (...) Las mujeres nos limitamos a seguir con nuestras vidas. Para nosotras fue una guerra en la sombra. Cuando terminó, no tuvimos desfiles ni medallas ni menciones en los libros de historia. Durante la guerra hicimos lo que debíamos y cuando terminó recogimos los pedazos y empezamos de nuevo." Pg. 583.
Pero no voy a resaltar aquí la tragedia que implica una guerra.
Voy a atraer la atención en que, en algunas obras, los escritores describen comidas elaboradas por los protagonistas.
En el caso de esta novela, es Vianne Mauriac, nacida Rossignol, la que nos provee de 3 recetas culinarias.
1º receta: "Empezó a picar muy fina la carne de cordero. Añadió un huevo (..., así como pan duro, y a continuación sazonó la mezcla con sal y pimienta (...) dando forma de pastelitos". Se deduce que luego se han de freír. Pg 193
2ª receta: "Puso una sartén de hierro al fuego y añadió una cucharada de preciado aceite. Mientras los dados de patata se doraban y la cebolla se caramelizaba, sazonó el pescado con sal y pimienta y lo dejó a un lado (...) usó la cuchara para hacer un hueco entre las verduras y colocó en él el pescado para que se friera. Saltaron pedacitos de grasa, la piel chisporroteó y se puso crujiente. Cuando estaba casi hecho, añadió unos cuantos limones en conserva a la sartén y los miró fundirse y mezclarse con el guiso. (...) Momentos después tenía preparada una pesada fuente de cerámica con el pescado rodeado por verduras salteadas y limones en conserva, todo ello sazonado con perejil fresco. Ala salsa de limón al fondo  de la fuente no le habría ido nada mal un poco de mantequilla, pero olía muy bien." pg 205-206 
3ª receta: "Escogió una salchicha, unas cuantas patatas (...) y cebollas.
De vuelta en la cocina, precalentó la sartén de hierro colado. Añadió una gota de preciado aceite y doró la salchicha.
Mientras la rompía con el cucharón de madera, miró cómo la carne pasaba de rosa a gris y luego a un agradable marrón tostado. Cuando estuvo crujiente, añadió patatas, cebollas y ajo en dados. El ajo chisporroteó y se doró y desprendió su aroma. (...) Bajó el fuego y tapó la sartén. (...) cogió un tenedor de la encimera. Acto seguido pinchó con él un bocado apetecible de salchicha, un dado de patata dorada y crujiente y un trozo de cebolla caramelizada." Pg 375 y 377.
Si te animas a probarlas, podrás aumentar tu repertorio gastronómico internacional.
-Margalló-

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