CEREZAS, CERISES, CHERRIES, CIRESE...
A las orillas del río San Juan, en una ladera, como diría fray Luis de León, tengo un huerto plantado por mi mano...
Lindos árboles decoran el paisaje dormidos en invierno, en sueño profundo… hasta que en abril surge con ímpetu la belleza de su manto blanco.
De los troncos rectos y grises rojizos, con sus ramas extendidas hacia el cielo, brotan las mariposas blancas de sus flores...
Una multitud de abejas deambula por entre ellas, libando su polen y transformándolo en una dulce miel
Tras los pétalos seguidamente aparecen los frutos, que con las gotas primaverales, se visten de un verde esmeralda esplendoroso.
La caricia del sol y los cuidados del jardinero los transforman en rojos granates, piedras preciosas que se explotarán en la boca, liberando su zumo dulce ácido
Cerezas, gordas, brillantes, atractivas y listas para el disfrute.
A final de junio, estos simpáticos, desprendidos, generosos y complacientes árboles, después de deleitar con su precioso fruto a los amantes de ellos, se tiñen de amarillo ocre, para, a finales de agosto, depositar su vestimenta en el suelo y descansar, esperando la próxima primavera…
-Olmo-
visto asi es muy bonito, yo cultivo es agradable y gratificante , pero tiene su trabajillo
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