Se acercan días donde se pone especialmente
de relieve el virtud del compartir.
Por ello yo he escrito el siguiente cuento
para mi nieta:
Un agricultor
era propietario de varias nogueras.
Estaba terminando de varear una de ellas y ya estaba
recogiendo las nueces del suelo, cuando paso por allí un señor
y le preguntó al propietario si quería que le ayudase a recoger las nueces
del suelo.



Tanto lo llenó que
era imposible cargar con él.
Entonces el propietario
le recordó lo pactado… Le permitió que se llenase los bolsillos y le pidió que dejase el
saco.
Su esfuerzo no
había sido tanto para obtener tal recompensa.
Se hizo realidad la moraleja: La avaricia rompe el saco.
-Pensamiento-
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